Su primera experiencia laboral fue como becaria del arquitecto Toyo Ito, con quien trabajó hasta 1987, Sejima ha sido fiel a los principios de Toyo Ito hasta que rompe con su arquitectura a causa del proyecto de “Las viviendas de Pao” de 1985. Dijo en una entrevista: “Trabajé durante varios años en el estudio de Toyo Ito. Como miembro de su equipo estaba convencida de que la mayoría de sus diseños eran de buena calidad. Sin embargo, empecé a sentirme incómoda cuando presentó su proyecto para Pao, una especie de espacio provisional hecho en tela. Recuerdo que me preguntaba por qué estaría intentando envolver y atar su diseño en tela. Me pareció el reflejo de viejos conceptos arquitectónicos que de algún modo Ito estaba intentando perpetuar.”
Estableció su propio espacio de trabajo, Kazuyo Sejima & Associates. Con su obra, Sejima funda una nueva arquitectura, radicalmente moderna y abstracta, puro presente y percepción de los sentidos, rompiendo con cualquier continuidad histórica.“Los conceptos invariantes no tienen validez en una sociedad que cambia de manera tan rápida. Aquello a lo que aspiro es a prescindir de estereotipos pasados de moda que definen lo que es una vivienda precisamente para poder empezar de nuevo. Encuentro que ese tipo de supuestos son bastante arbitrarios, y no están basados en la realidad".
En 1992 fue nombrada Joven Arquitecta japonesa del año por el Instituto de Arquitectos de Japón. En 1995 fundó junto a Ryue Nishizawa, quien era su colaborador, la oficina conjunta SANAA (Sejima and Nishizawa and Associates), con base en Tokyo. fue creada con el objetivo de encarar y compartir en equipo el trabajo de grandes proyectos y competencias internacionales. Cada socio preserva, asimismo, un espacio para encargos más pequeños que resuelven de manera individual (casas, tiendas, interiores, etc.).
La sencillez y escala de lo necesario configuran el complejo universo creativo personal y profesional de Sejima; espacios no independientes, maclados y solubles. Lo necesario se impone para la arquitecta en la demanda de lo pequeño y lo cotidiano; pero también en la exigencia y en el tiempo invertido en su trabajo.
"No nos interesa hacer muchos proyectos. Nos interesa hacerlos con tiempo. No sabemos trabajar más rápido, sin escatimar esfuerzos. Y sin teorías". En SANAA los turnos de trabajo llegan a las quince horas diarias. Lo diurno y lo nocturno se diluyen entre siestas reparadoras de media hora bajo los escritorios, videoconferencias entre sedes internacionales con usos de horarios diferentes, el incremento del consumo del café y de cigarros. La producción de modelos es un hecho instintivo y prolífico en la oficina.
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